Introducción a la Fenomenología de Edmund Husserl (1853 — 1938)

Por Nela Moreno.

La fenomenología fue desplegada fundamentalmente por Edmund Husserl, filósofo y matemático alemán, considerado como una de las figuras más influyentes de la filosofía del siglo XX. Creador de la fenomenología trascendental de la cual surgiría y se desarrollaría posteriormente todo el movimiento fenomenológico.

Definición

El Instituto Ananda (2018, p. 9) define la fenomenología como “una disciplina que ayuda a las personas a distanciarse de su forma usual de pensar, para que puedan apreciar la diferencia entre lo que se está percibiendo y sintiendo realmente en el momento, y lo que es residuo del pasado, o ilusiones del futuro”.  En realidad, es todo lo que, sin formar parte estrictamente de lo presente, está atado a nuestras creencias sobre lo que creemos que aparece. “Es la búsqueda de la comprensión basada en lo obvio”, estudia los hechos [fenómenos] que se manifiestan en la realidad” (p. 9).

¿Qué implica?

Implica una atenta mirada al fenómeno [palabra griega que podemos definir como el aspecto que las cosas ofrecen ante nuestros sentidos] que ocurre en el aquí y ahora, es decir, el estudio de todo aquello que aparece ante nuestros sentidos como experiencia sensorial; “describe, no interpreta y no es causalista” (p. 10).

Para ello, utiliza “la reducción transcendental”, también conocida como epojé o poner entre paréntesis las cuestiones de existencia. Todo esto consiste en eliminar los residuos de experiencias pasadas y futuras para centrarse en la experiencia presente, para poder observarla de la manera más ingenua (inocente) posible.

Husserl hace mucho hincapié en la importancia del “ahora”, y pareciera circunscribir al presente como inmerso en una temporalidad que lo sitúa a mitad de camino entre el pasado y el futuro, ofreciéndonos a la vez diferentes alternativas para poder situarnos en él:

  • Diferenciar lo que realmente percibimos en el momento frente a los residuos del pasado y las ilusiones del futuro. Discernir el advenir (la parte de presente que apunta al futuro) y el provenir (la parte de presente que apunta al pasado).
  • Fenómenos que ocurran en aquí y ahora, o el estudio de lo que aparece ante nuestros sentidos.
  • La importancia de describir sin interpretar ni elaborar juicios.
  • Epojé o reducción transcendental: eliminando residuos de experiencias pasadas y futuras para centrarse en la experiencia presente, y de esta forma aceptar la experiencia tal y como es.

Fenomenología y Gestalt

Podemos apreciar, por tanto, que el adentrarnos en cualquiera de estos caminos implica un anclaje del presente mucho más vívido y real. Desde el punto de vista de la psicoterapia, esta percepción más nítida y clara sería un descanso para “los sufrientes neuróticos”, teniendo en cuenta que la neurosis dentro de la terapia Gestalt no es una enfermedad como tal, sino que está considerada como “la incapacidad de ver lo obvio”, lo más puramente fenomenológico.

Referencias

  • Instituto Ananda. (2018). Las raíces filosóficas de la terapia Gestalt. http://institutoananda.es/wp-content/uploads/2018/07/2-Gestal-Basico-Raices-

Filosoficas.pdf

La Temporalidad del Presente desde la Fenomenología

Presente viviente

Acosta (2014, p. 214) reflexiona acerca del presente husserliano, que se advierte como un “presente viviente “, un presente pleno de horizontes por explorar. El horizonte es una forma irreductible de lo presente. Todo lo que se nos aparece, lo hace en una estructura de horizonte, de tal forma que cuando cambiamos el foco de atención al horizonte, este desaparece como tal dando lugar a un nuevo horizonte.

“En efecto, a cada momento experimentamos que lo “ahora consciente” se desliza en lo “recién sido”, todavía retenido por un breve lapso. Es decir, entre el presente, el pasado y el futuro, propiamente tales (el pasado como lo “ya sido”), se da lo “recién sido” [y lo que adviene, lo aún por ser], a su vez posibilitante de la diferencia anteriormente mencionada, puesto que es la conciencia de lo que ya no es. Por consiguiente, el presente ya no es más el “ahora” puntual, sino conciencia de lo presente y de lo “recién sido” todavía retenido. (Bonilla, 1992, p. 371)

El presente se nos presenta aquí como si fuera arena fina en una playa, por más que intentemos retenerla se nos escapa entre los dedos de las manos sin poder hacer nada por atraparla. Por más que intentemos retenerlo, el presente es de una naturaleza tan escurridiza que es del todo infructuoso nuestro esfuerzo; imposible de atrapar, aunque sí de vivenciar, inapresable pero intensamente experimentable.

Cuando yo digo “ahora”, incluye tanto lo que estoy esperando como lo que recuerdo del pasado, sea esto consciente o inconsciente. La “pregnancia del presente” implica que este instante está lleno de cosas, lo que me ocurre, lo que me ocurrió y todos los deseos fantaseados de lo que me ocurrirá. Por tanto, no es un presente estático, sino un “presente viviente”, presente en continuo movimiento, en continuo flujo, como sabiamente enunciaba Heráclito al afirmar: “nadie puede bañarse dos veces en un mismo río”, como si en cada fracción de Presente habitara un presente de horizontes, un amplio fondo lleno de infinitas probabilidades.

Presente Fenomenológico

Husserl plantea la necesidad de estudiar los “fenómenos” que ocurran en aquí y ahora, o el “estudio de lo que aparece ante nuestros sentidos”. Sin embargo, la constitución fisiológica de los sentidos ofrece un abanico de opciones que impide su estandarización. El tiempo mismo, junto con variadas enfermedades, degrada el envase sensorio y su eficiencia intermediadora entre el conocedor y lo conocido. Tomemos como ejemplo a aquellas personas con algún deterioro físico, visual, auditivo, etc. El alcance que tendrían en su caso los sentidos sería diferente que en aquellas personas donde estos sentidos estuvieran totalmente sanos. Podemos afirmar entonces que lo obvio sería diferente en ambos casos. Los sentidos tienen límites, el alcance entonces de lo obvio se establecería hasta donde alcance dicho sentido. Si tomásemos como objeto de estudio a algunos habitantes de alguna tribu perdida en la selva (de las pocas que aún quedan), y en donde su supervivencia dependa de su agudeza sensorial, probablemente nos sorprendería que el alcance de los mismos no tendría equivalencia con individuos occidentales. Esto hace al fenómeno cambiante y relativo, pero siempre vivo en el acontecer, lo que lleva nuevamente a una paradoja irreconciliable cuando se pretende establecer el nivel de validez y veracidad de cualquier fenómeno.

En Resumen

El fenómeno es imprescindible en la percepción, pero su definición es imposible de satisfacer a ciencia cierta y con criterio universal. La fenomenología no es un principio universal. Lo obvio siempre es relativo dando lugar a una “aparente obviedad” o a una “obviedad democrática”. Esto nos lleva a determinar que los fenómenos cognitivos han de definirse mediante otro mecanismo, o que los fenómenos cognitivos no existen.

Referencias